No nacemos sumisas, devenimos
No nacemos sumisas, devenimos.
Aun las mujeres más independientes y las más
feministas se sorprenden a sí mismas apreciando la
mirada conquistadora de los hombres sobre ellas,
deseando ser un objeto sumiso en los brazos de su
pareja o prefiriendo las labores domésticas -los
pequeños placeres de la ropa bien doblada, el
desayuno tan bellamente preparado para la familia- a actividades
supuestamente más gratificantes. ¿Esos deseos, esos placeres son
incompatibles con su independencia? ¿Es una traición a los siglos de
feminismo que las precedieron? ¿Podemos esperar a que los hombres den
`el primer paso` y reivindicar la igualdad de sexos? Los recientes
escándalos sexuales que agitaron al mundo entero arrojan una cruda luz
sobre las ambivalencias y sobre el revés de la dominación masculina: el
consentimiento de las mujeres a su propia sumisión. Tabú filosófico y
punto ciego del feminismo, la sumisión de las mujeres no es jamás
analizada con detalle, en la complejidad de las experiencias vividas.
Siguiendo los pasos de Simone de Beauvoir, Manon García aborda este
tema con fuerza: por qué las mujeres se someten es el preámbulo
necesario a toda emancipación
